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Comercio para una economía circular inclusiva. Un marco para la acción colectiva

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Comercio para una economía circular inclusiva. Un marco para la acción colectiva

Autores: Jack Barrie, Latifahaida Abdul Latif, Manuel Albaladejo, Ieva Baršauskaitė, Alexey Kravchenko, Amelia Kuch, Nanno Mulder, Melissa Murara, Antoine Oger y Patrick Schröder

 

Junio 2022

 

El uso no sostenible de los recursos de la tierra es uno de los principales impulsores de la triple amenaza de contaminación, pérdida de biodiversidad y cambio climático. Los 100 mil millones de toneladas de recursos naturales extraídos y procesados cada año contribuyen a la mitad de todas las emisiones de carbono y al 90 % de toda la pérdida de diversidad biológica terrestre.

 

El actual modelo lineal de producción y consumo es también un importante promotor de
injusticia social; la mayor parte del consumo de recursos y de la acumulación de riqueza se dan en el Norte Global, mientras que los niveles más altos de impacto ambiental y amenazas a la salud humana se ven en el Sur Global. Hay una necesidad urgente de pasar de un sistema de producción/consumo extractivo, contaminante e injusto a uno que desvincule la prosperidad social y ambiental del uso no sostenible de los recursos.


La economía circular aborda este tema desde un enfoque de cadena de valor.
En lugar del actual flujo lineal de materiales a través de la economía global, en la que se extraen, procesan, fabrican, utilizan, y finalmente, se eliminan como basura, la economía circular utiliza un enfoque sistémico para desvincular la prosperidad económica del uso de los materiales manteniendo un flujo circular de recursos mediante la regeneración, retención o adición de valor, al tiempo que contribuye al desarrollo sostenible. La economía circular no solo fomenta la producción y el consumo sostenibles, sino que también podría contribuir a abordar el 45 % de las emisiones mundiales que no se pueden mitigar fácilmente mediante el cambio a medidas de energía renovable y eficiencia energética, y ayudar a detener e invertir la degradación de la tierra y la pérdida de biodiversidad.


Ningún país puede lograr una economía circular por sí solo. Más bien, todos dependen del comercio internacional para garantizar un acceso asequible y confiable a una amplia gama de materiales, bienes y servicios. Esto incluye el comercio de bienes que posibilitan la circularidad (como equipo de refabricación y reciclado), servicios (habilidades de diseño circular, servicios de alquiler o arrendamiento, y servicios de reparación), derechos relevantes de propiedad
intelectual, bienes asequibles de segunda mano, materias primas secundarias y residuos y desperdicios no peligrosos que puedan recuperarse para su utilización en la producción primaria, y alimentos y biomasa (producidos de manera regenerativa, diversos o suprarreciclaje). La combinación de todos estos tipos de flujos comerciales puede considerarse como «comercio circular»

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